jueves, 7 de septiembre de 2017

CÓMO ES ENGENDRADO ETERNAMENTE EL HIJO

¿CÓMO ES ENGENDRADO ETERNAMENTE EL HIJO?




PREGUNTA:
Tomás dice: Tengo una pregunta que me da pena hacerla porque se supone que no debería tener esa duda.
Siendo que las 3 personas de la Santa Trinidad son co-iguales en todo lo concerniente a la deidad, y que el Hijo existe eternamente junto con el Padre y el Espíritu Santo, ¿cómo es que fue engendrado eternamente del Padre? En otras palabras, no entiendo la doctrina de la generación eterna del Hijo.
Le ruego que con la erudición, profundidad y claridad que caracterizan sus exposiciones, me ilustre sobre esto. Millones de gracias.

RESPUESTA:
Amado hermano Tomás,
Cordial saludo y gracias por enviarnos su pregunta, la cual es muy interesante.
La generación eterna del Hijo hace parte de la doctrina trinitaria, y es necesario decir que puede ser ambicioso querer entender completamente algo que esta fuera de nuestro entendimiento, por eso hablamos lo que la Escritura habla y callamos donde la Escritura calla. No obstante, en la Escritura encontramos los atributos divinos del Hijo que aclaran la filiación con el Padre, y que a su vez nos proveen la forma de entender correctamente esta filiación.
La Escritura afirma que Jesús es antes de todas las cosas y de todo lo creado (Col 1:17), en este sentido se debe entender que la dimensión de tiempo es un elemento también creado, por lo tanto esta generación eterna debe entenderse fuera del tiempo, no como algo que tiene principio y fin, es decir, no como si hubiera empezado a ser engendrado y terminó de engendrarse en algún momento, no,  la generación eterna del Hijo es “Un acto siempre continuo y siempre completo”[1], un acto en la eternidad. Por otro lado, esta generación eterna no fue una división en la esencia del Padre, la herejía arriana afirmaba que al hablar de la generación del Hijo era implícitamente necesaria la separación o división en el Padre, y no hubo división en la divinidad (Santiago 1:17), sino que el Hijo subsiste en el Padre, es decir, sin mutación ni cambio, el Hijo es de la misma esencia eterna del Padre, por lo que Juan no solo afirma que el Hijo estaba con Dios sino que también era Dios (Juan 1:1) y Calvino entiende esto como el Hijo de la misma esencia única del Padre.[2] Tampoco se puede confundir generado con creado, no se puede decir que Dios creó o hizo existir la esencia del Hijo, los arrianos afirmaban que hubo un tiempo en que Jesús no existió, contra esto se debe afirmar que Jesús tiene vida en sí mismo (Juan 5:26), un atributo divino. Al afirmar que Dios creó alguien de su misma esencia se estaría diciendo que la esencia del Padre puede ser creada, y Dios es eterno, y así como nunca hubo un tiempo en el que Dios no existió, tampoco se puede pensar que hubo un tiempo en el que Jesús no existió, el Hijo participa de la misma gloria del Padre antes de que el mundo existiera (Juan 17:5).
La eterna filiación del Hijo con el Padre deja por fuera muchas herejías que se levantaron en los primeros siglos de la iglesia, como el adopcionismo (un ángel adoptado por Dios como Cristo), y el Modalismo (un Dios con tres mascaras). La iglesia de hoy tiene una gran deuda con los defensores de la divinidad de Jesús en los primeros siglos, quienes produjeron credos que hasta el día de hoy permanecen como baluartes de la ortodoxia cristiana. Los Padres de los primeros siglos usaron la palabra consustanciación para afirmar que el Padre y el Hijo eran de la misma substancia, y substancia para ellos era esencia. El credo niceno afirma de Jesús diciendo:

“Y en un solo Señor Jesucristo, Hijo Unigénito de Dios, Engendrado del Padre antes de todos los siglos, Dios de Dios, Luz de Luz, verdadero Dios de Dios verdadero, Engendrado, no hecho, consustancial con el Padre; Por el cual todas las cosas fueron hechas” Credo niceno 325 d.C

También el credo calcedonio reafirma la generación eterna del Hijo diciendo:

“consustancial con el Padre en cuanto a la divinidad, y el mismo consustancial con nosotros en cuanto a la humanidad, semejante en todo a nosotros, menos en el pecado [Hebr. 4, 15]; Engendrado del Padre antes de los siglos en cuanto a la divinidad” Credo calcedonio 451 d.C

Para concluir se debe reconocer la importancia de la generación eterna del Hijo para la soteriología, puesto que debemos afirmar que fue el Hijo, de la misma esencia del Padre que se encarnó para pagar la deuda por el pecado de aquellos predestinados. Aquel que murió por la iglesia era plenamente Dios y plenamente hombre, que tenía vida en sí mismo y por eso podía darla, aquel merece toda la honra y la gloria y por quien toda rodilla se doblará y confesará su nombre. ¡Amen!

Cristian Cárdenas



[1] Louis Berkhof,, Teología sistemática (Grand Rapids,: T.E.L.L. 1949), 109.
[2] Calv. 1, XIII, 6.